Hola, ¿que tal  por ahí? ¿cómo están?  Hoy voy a compartir una biografía muy interesante sobre Gabriela Mistral, una poetisa y diplomática chilena, además de uno de sus poemas, Apegado a mí.

Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga -como se llamaba Gabriela Mistral al nacer- nació en Vicuña el 7 de abril de 1889.
Hija del maestro de escuela Juan Jerónimo Godoy y de la modista Petronila Alcayaga, su infancia transcurrió entre las aldeas de La Unión y Montegrande, adonde se trasladó su madre tras ser abandonada definitivamente por su esposo en 1892, la niñez de la autora quedó marcada por esta ausencia del padre.
Su formación fue, sin embargo, básicamente autodidacta, para lo cual fue fundamental el contacto con el periodista Bernardo Ossandón, quien le permitió acceder libremente a su magnífica biblioteca y conocer la poesía de Federico Mistral, los novelistas rusos y la prosa de Montaigne, y el cual la animó a enviar sus primeras colaboraciones: tempranamente empezó a enviar colaboraciones al diario El Coquimbo de La Serena y La Voz de Elqui de Vicuña.
En 1904 comenzó a trabajar como profesora ayudante en la Escuela de La Compañía Baja. Estudió en la Escuela Normal de Copiapó (Actual Universidad de Atacama) y obtuvo el titulo de Profesora Normalista.
Desde 1908 fue maestra en la localidad de La Cantera y después en Los Cerillos. En 1910 validó sus estudios ante la Escuela Normal N° 1 de Santiago y obtuvo el título oficial de Profesora de Estado, otorgado por el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile.
Poco después conoció a su primer gran amor: Romelio Ureta, un funcionario de ferrocarriles del cual se enamoró profundamente. La muerte y el amor se convertirían en unos de sus temas principales tras la muerte de su amante, que se suicidó cuando ella contaba veinte años.
El 12 de diciembre de 1914 obtuvo el primer premio en el concurso de literatura de los Juegos Florales organizados por la FECh en Santiago, por sus Sonetos de la Muerte. Desde entonces utilizó el seudónimo literario Gabriela Mistral en casi todos sus escritos, en homenaje a dos de sus poetas favoritos, el italiano Gabriele D'Annunzio y el francés Frédéric Mistral. Entre el jurado del certamen se encontraba el poeta romántico Manuel Magallanes Moure, quien se convertiría en otro de sus amores. A partir del reconocimiento obtenido en este certamen comenzó su reconocimiento como poeta: publicó algunos poemas en la revista Sucesos y entró en contacto con el poeta Rubén Darío, quien publicó en la revista Elegancias de París su poema «El ángel guardián» y el cuento «La defensa de la belleza». 

Por ahí nos quedamos y, antes de irme les dejo el poema mencionado de esta poetisa fenomenal:

Apegado a mí

Velloncito de mi carne
que en mis entrañas tejí,
velloncito tembloroso,
¡duérmete apegado a mí!

La perdiz duerme en el trigo
escuchándola latir.
No te turbes por aliento,
¡duérmete apegado a mí!

Yo que todo lo he perdido
ahora tiemblo hasta al dormir.
No resbales de mi pecho,
¡duérmete apegado a mí!

Los dejo por acá, ¡nos vemos mañana!

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