Buenos días, les traigo mas publicaciones.

 Buenos días a todos, comenzaré a partir de hoy a publicar todo lo mencionado en la primera entrada, y quería decirles que estoy escribiendo un libro. Por eso me encantaría compartirlo con ustedes para que puedan sacar ideas y ayuda de el. Antes quiero compartirles algunos consejos para que puedan comenzar a escribir o leer en casa: 

Consejo 1:   Cualquiera puede escribir en su casa, ya sea en formato digital o en papel, todos tenemos derecho a hacerlo. Incluso si te da pereza escribir, o no tienes tiempo puedes crear historias en tu imaginación y compartirlas con gente  la que quieres.

Consejo 2:   Muchas personas quieren leer o escribir, pero no tienen tiempo, aquí una sugerencia: seguramente pasas algún tiempo de tu día con el celular, puede ser que trabajes en las redes, o que lo mires por necesidad, pero seguramente a veces lo miras solo por entretenimiento u ocio. Cada vez que esto suceda pregúntate que es mas importante, si veinte minutos con el celular o veinte minutos escribiendo o leyendo, si realmente quieres empezar a entrar en el mundo lector, verás como poco a poco comienzas a ganar tiempo para la lectura.

Consejo 3:   Aunque algunos lo consideran una pérdida de tiempo leer es muy importante, te ayuda a corregir faltas ortográficas, te da saber y es un entretenimiento tanto para ti como par tu familia si quieren pasar un buen rato alejados del teléfono.

Ya dados estos consejos me gustaría compartir algunos capítulos de mi libro, así lo comentan, y por favor si tienen algo para añadir comenten así puedo saberlo:

LOS TRES AFORTUNADOS.



Epílogo: ahí estaban los tres, agarrados de la mano como los viejos camaradas que eran, respirando trabajosamente entre el humo, atrapados entre la llama natural y el fuego de la guerra, esperando la muerte. Los Tres Afortunados habían caído en deshonra.



Capítulo uno.

3era persona



Cilley se levantó, los pájaros cantaban a la luz del amanecer, los conejos y las ardillas merodeaban en busca de comida y suaves gotas de rocío le acariciaban las botas a la chica, que suspiró al ver que Thiago no estaba en su lecho como cada vez que se enojaba. La perspectiva de salir a buscarlo tan temprano no le entusiasmaba, pero tendría que arreglar las cosas si quería llegar al poblado de Lunatil en menos de tres días. Desde que habían partido de la cueva en la que habían parado unos días a recuperarse Sandra no había parado de protestar, ahora ella estaba dormida, su respiración regular, y Cilley no pensaba molestarla. Justo cuando estaba por abandonar la estera que habían puesto para protegerse Sandra apareció por detrás y la agarró; -¿a dónde ibas?- Emm... a buscar... ¡comida! Tu quédate aquí, te veo mas tarde. Cilley se liberó de su mano y corrió hacia el bosque. Se que me estas ocultando algo, Cilley, respondió ella. Me fui rápidamente. Luego del percance que habían tenido la noche anterior Thiago no querría escuchar nada, tendría que atraparlo. No quería a Sandra con ella, la anciana no disfrutaba de las peleas .o disputas y ya que con lo último que quería lidiar era con una vieja enojada decidió que Sandra debía hacer otra tarea. Resignada atravesó unos helechos y comenzó a buscar, cada sombra o ruido la ponían en alerta, si las cosas seguían así no podría mantener a los tres con vida mucho tiempo.




Capítulo dos.

3era persona


Harta ya de buscar, Cilley se sentó en una roca y comenzó a pensar todo lo que habían pasado a lo largo de los años, recordó con cariño y a la vez rencor el día en que un látigo apareció en sus manos temblorosas y la ayudó a pelear contra una manada de víboras hambrientas. Desde los diez años Cilley asumió el liderazgo de la la anciana Sandra y el energético Thiago, habían pasado mucho juntos. Cuando el apocalipsis comenzó, Cilley tomó las manos de las dos personas que mas amaba en el mundo -su maestra Sandra y su mejor amigo Thiago-, y huyó junto a ellos al bosque. Meses después Sandra y Thiago contra todo pronostico no habían desarrollado ninguna habilidad sobrenatural, lo que preocupaba a Thiago y por eso discutían a menudo. Cilley pensaba efectuar un largo viaje para subsistir robando los pescados y agua dulce de los ciudadanos nativos de las tierras barrosas, mas al sur. Ella no quería que Thiago y Sandra hiciesen gran cosa, no podía dejarlos morir. Si sus amigos morían, demostraría a todos los pueblos nativos que los Tres Afortunados no eran mas que un cuento para niños, una plaga de la que habría que librarse, que no tenían nada de especial. Cilley no pensaba dejar que eso sucediera, estaban vivos ahora mismo gracias a que infundían miedo en la sociedad, y si perdían esa pequeña ventaja, si todos los nativos se unían en contra de ellos, no tendrían oportunidad. De repente sintió ese olor, ese calor, miró a su espalda y lo vio.



Capítulo tres.

3era persona


Cilley corría frenéticamente entre la maleza gritando el nombre de su mejor amigo, se olía el humo, sentía el calor del fuego a su espalda y los chillidos rebosantes de pánico de los animales salvajes. Rogó llegar al campamento a tiempo para salvar a Sandra, pero se la encontró muy lejos de allí, a medio camino de su refugio. Se la veía energética, fuerte y decidida; ¡Detrás de mí, Cilley! Intentó protestar, pero ambas sabían que el látigo de Cilley no servía de nada contra las llamas, aunque ella no veía que podía hacer una mujer mayor contra un muro de llamas, a menos que... Sandra tuviera un poder mágico como el suyo y no se los hubiese dicho, podía ser posible, solo había una pequeñísima probabilidad de que ocurriera, pero, en ese caso... ¡PLASSH! Sandra saltó, saltó más alto que cualquier ser humano y entonces sucedió, levantó ambas manos y el fuego retrocedió, dejando a la vista a un escuadrón de de aviones, drones y avionetas flanqueado por todo tipo de tigres, leones, hienas y hasta osos que rugían salvajemente, el instinto cazador salvaje había despertado, lo intentarían todo para aniquilarnos. Sandra aterrizó delante de Cilley y le dio un golpecito en el hombro, ese sutil contacto solo podía significar una cosa, se lanzó al ataque, el látigo apareció en sus manos como cada vez que lo necesitaba, golpeó a diestra y siniestra a todos los drones, que caían al suelo destrozados. Sandra la ayudaba disparando bolas de fuego a las avionetas, de repente la chica levantó la cabeza y observó muda de sorpresa como un dron se le venia encima, se tiró al piso y lo último que vio fue a Thiago abalanzarse sobre ella. 



Muchas gracias por leer el blog, mañana les traigo mas publicaciones.

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